Aterrizajes
Hola del otro lado! ¿Cómo están? Bienvenidos al norte canadiense! 😄
En mis sueños más flasheros jamás imaginé vivir en este país, pero como dice John Lennon, life is what happens while you are busy making other plans. Y acá estamos!
A unas cuadras de casa hay un cafecito canchero. Desde acá les escribo. De fondo, suena Free falling, de Tom Petty (la pueden escuchar acá). ¿Guiños del universo? Nunca lo sabremos.
Lo que sí les digo es que esta aventura tiene mucho de free falling. Por mucho que lo sueñes y que lo idealices viendo posters del Tano Verón, saltar sin red es emocionante e incómodo al mismo tiempo.
Claro que está la adrenalina del salto pero también los golpes de la caída . Un lado A y un lado B, porque no existe uno sin el otro.
Aterrizajes
42 horas, 2 aviones y 2 PCR después, aterrizamos en Canadá. Sarah, nos estaba esperando con una bandera y un cartel de bienvenida.
Era de noche y mientras el auto subía por la autopista, la luna llena iluminaba los edificios de Toronto, la Nueva York canadiense. 20 minutos más tarde, Sarah nos dejó en el Airbnb que habíamos reservado para pasar la cuarentena de 14 días estrictos.
La casa de Anastasia, nuestra host, era de película y ella también. Sólo el sótano, donde cuarenteneamos, era un 3 ambientes enorme. Salvo el jardín, todo era tan perfecto que parecía irreal. Los techitos negros, las paredes de piedra y las ventanas de marco blanco y vidrios impolutos.
Lo que más me acuerdo de esos primeros días es el olor de la lluvia sobre las plantas del jardín. Menta, pinos, y todo tipo de flores salvajes.
Los días de encierro se hicieron medio chicle. Fueron un limbo: no estábamos en casa pero tampoco estábamos del todo en Canadá. Conocíamos solamente 1 sótano y 1 patio.
Pero con un 3º PCR negativo y después de cumplir a rajatabla con la cuarentena, por fin aterrizamos en Canadá!
🦋🌲🦝🌺🐿️🌻
Kyle nos pasó a buscar por lo de Anastasia. Para ser norteamericano, habla sin parar como un buen argentino y en las dos horas de viaje no dejamos tema sin tocar.
La primera impresión de la ciudad a la que decidimos (entre comillas) mudarnosfue un poco rara. Parecía una ciudad fantasma. Había muchos locales desmantelados, y poca gente dando vueltas.
Para ser justa, tengo que decir que el Covid golpeó mucho el estilo de vida de esta ciudad que se nutre de estudiantes universitarios.
Para ser un poco más justa, tengo que decir que para el 15 de septiembre el paisaje había cambiado para bien: más negocios abiertos y pibitos haciendo fiestas de jueves a domingo.
Choque cultural
Algo que aprendí en ese primer tiempo es que no se puede saltear el choque cultural cuando te vas a otro país. Este es el top 3 de mi lista (hasta ahora):
No hay panaderías, carnicerías ni verdulerías sueltas como en Argentina. Si querés comprar el pan del día, tenés que ir al supermercado. Lo mismo para la carne y la verdura.
Tachá de la lista hacerte amigo del panadero 🚫.
No hay tal cosa.La comida es… enlatada, congelada, deshidratada.
Tal vez se estén preparando para un futuro en donde la humanidad viva en bases subterráneas sin acceso a comida fresca.
No encuentro mejor explicación 🤷.Nadie camina - prácticamente nadie 🚶. Todos van en auto o en unas sillas de ruedas electrónicas que usan como si fueran autitos.
Con el tiempo fui entendiendo la lógica de todo esto. Los barrios están pensados como lugares tranquilos, con casas y jardines amplios.
Los comercios aparecen cada tanto en “plazas”, una cuadra que concentra distintos locales. De ahí que el 🚗 sea un mal necesario porque desde tu casa al sector comercial más cercano puede haber 1 kilómetro o más 🥴.
Ah, y me olvidaba de los colectivos! Resumiendo, el sistema de transporte público acá no es muy práctico.
Nunca más me voy a quejar del querido colectivo blanquito de mi barrio. ¡Gracias por pasar religiosamente cada 10 minutos!
El país de los árboles
Una de las primeras veces que hablé con Kyle dijo “Canadá es un país vacío. Solo hay árboles”. Y tenía razón. Canadá es el país de los árboles.
En esta ciudad (y me arriesgo a decir que en todo el país) no importa para dónde camines, siempre vas a llegar a un parque.
Mi favorito es el más salvaje. Ahí donde la vegetación crece sin orden ni fin.
Hay un segundo parque que bordea el río, lleno de senderos con pinos, que se notan plantados con intención.
Hacia el sur, el río forma un lago, donde hay otros 3 parques. Tienen playitas y en el verano la gente sale a remar en canoas y kayaks 🚣♀️.
Los canadians
El último punto se lo quiero dedicar a los canadienses. Todos los estereotipos que escucharon son ciertos. Los canadians son simpáticos, viven relajadísimos y te ayudan con lo que les pidas. En 3 palabras: son un amor ❤️
La contra es que todavía no puedo decir que tengo un amigue canadiense.
Así como dije que no se puede esquivar el choque cultural, tampoco se puede saltear la parte en que una está mucho tiempo sola.
Frente a eso, tengo 3 remedios:
salir a fotear 📷
andar en bici 🚴 y
estas cartas!! 🤗
✨¡Gracias por leer hasta acá! ✨
Espero que estén arrancando un año hermoso, con salud y lindos proyectos por concretar! ❤️
Un abrazo enorme,
Agos